02 abril 2006

Relax

Hoy estoy más suave que un guante: ayer por la noche estuve en un Hammam, y espero que la relajación me dure toda la semana (que buena falta me va a hacer).
La idea fue de mi mujer, que compró las entradas por Reyes. Como queríamos ir un sábado por la noche, tuvimos que reservar para ayer (pedazo de lista de espera, pero merece la pena). Así pues, nos plantamos en el local (en la Plaza de Jacinto Benavente, por si os interesa) armados sólo con el bañador. El sitio está muy logrado, no sé si habrán conservado algunos baños árabes antiguos, o lo habrán hecho nuevo, pero da el pego. Muy íntimo, siempre en una pesada penumbra alumbrada por velas y luz indirecta, el ambiente muy húmedo y pegajoso por el aroma a incienso, y por todas partes, el sonido del agua retumbando en el techo abovedado.
Hay tres "piscinas", una de agua fría (demasiado para mi gusto, pero muy revitalizante), otra templada, y otra caliente (de la que creo que abusé demasiado, porque acabé como si me hubieran dado una paliza). También hay un baño turco, y una salita con bancos para descansar un poco, donde te puedes servir un trago de una fuente de té (en realidad, agua del tiempo con aroma a frutas del bosque).
También incluía un masaje de 15 minutos (no llevaba reloj, pero me parecieron como mucho 10). Pensaba que, por mantener el ambiente, el masaje lo daría una bella odalisca envuelta en velos que ocultaran sus curvas, o un robusto kurdo de anchos bigotes y pelo en la espalda. Mucho más prosaico: dos chicas y un chico vestidos con un aséptico pijama de fisioterapeutas.
Después de hora y media, salimos de allí con una flojera terrible. En la puerta de al lado nos esperaba una cenita que también venía incluida en el pack, amenizada por una (ahora sí) bella odalisca que nos bailó la danza del vientre. Me parece muy curioso que una cultura a la que tanto acusamos ahora de proscribir a las mujeres (el velo, el burka, la ablación del clítoris...), haya dado lugar a un baile tan sumamente sensual y erótico como la danza del vientre.
La cena, muy correcta: una cremita de berenjena que, incomprensiblemente, sabía muy parecida al salmorejo; una lubina al horno con una salsa exquisita, y un cuscús con pollo que no nos pareció lo mejor de todo.
Y luego para casa, sin ninguna gana de tomarnos una copita en alguna terraza de la Plaza de Santa Ana, como habíamos previsto (es increíble lo que cansa el agua caliente). Para alegrar la noche, 11 euritos de párking. Por listos. La próxima vez, que la habrá (esto promete ser un vicio), en metro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Puedes dar nombre del sitio, precios y similar? Es que estoy buscando ideas para un cumpleaños y esto suena muy muy bien :)

ÓsQar dijo...

Bueno, no puse el nombre porque me parecía feo hacer publicidad así de gratis. Pero no tiene pérdida: C/Atocha, 14 (en la Plaza de Jacinto Benavente). El precio del paquete completo (baño+masaje+cena) cuesta 65€ por napia los fines de semana y 59 de lunes a viernes.
Hay entradas más baratas que no incluyen la cena, así que pásate directamente por www.medinamayrit.com y échale un ojo.
Pero vamos, que merece la pena, y como regalo de cumpleaños es genial. Ya nos contarás.

Pipilota dijo...

Huumm me he quedado yo también como un guante, lo de la crema de berenjenas me ha hecho babear.

¿y vais a poder llegar al metro después?
naa, lo mejor para la vuelta un buen taxita copero. ¡ö¡