26 septiembre 2007

Primera impresión

Esta mañana, a eso de las 7:15(*) me he comprado el primer número de Público, probablemente fuera también el primero que vendiera el kiosquero. Después de un rápido vistazo por la mañana y uno más profundo por la tarde, puedo comentar la primera impresión que me ha dado.

Lo que me ha gustado:
El aspecto fresco, desenfadado, como aunando desparpajo y seriedad, rigor y complicidad, juventud y experiencia.
La organización de la información, con un gran titular, o dos a lo sumo, por página, rodeado de una areola de micronoticias.
Las secciones, bien organizadas y separadas. Es prometedor comprobar que las secciones de ciencia y de tecnología parecen llevadas por gente que sabe de lo que está hablando o, al menos, sabe como confirmarlo. Habrá que esperar, en cualquier caso, al dictamen general de Malaprensa.
Las expectativas, suficientemente cumplidas, pero tendremos que seguir con detalle la evolución política y la coherencia de la línea editorial.
No hay horóscopos, ni anuncios de tarot o de chamanes. Si en Semana Santa no publican información sobre las procesiones, ya sería la hostia.

Lo que no me ha gustado:
La foto negra de la portada. Mancha los dedos.
El tamaño, demasiado aparatoso, aunque debido sin duda al "extra bienvenida" de 64 páginas que ha duplicado el volumen de este primer número.
El DVD de regalo. En general estoy hasta el gorro de los coleccionables no pedidos de los periódicos. No sé por qué me habría pensado que Público iba a ser la excepción, habida cuenta de que la cuenta de resultados es la cuenta de resultados y si hay que usar métodos demostradamente eficaces para fidelizar lectores, no creo que a los mercadotécnicos les vaya a temblar el pulso.
La maquetación... demasiado parecida a la del gratuito ADN, como bien me ha corroborado algún compañero.
Y, ¿qué sería de un gran estreno sin una gran cagada? En las páginas de televisión han puesto la programación de ayer martes en lugar de la de hoy. Un fallo tonto que desluce un poco, no tanto por lo grave sino por lo fácilmente evitable.

En resumen: me ha gustado. Lo volveré a comprar mañana y... ya veremos.

* Sí, a estas horas ya estoy camino del curro :-(

25 septiembre 2007

Ahí van mis 50 céntimos

Nacho Escolar:

El subdirector es Jesús Maraña, que antes ha sido, entre otras muchas cosas, director de Tiempo y director de Interviú. La jefa de información es Salomé García, que era la subdelegada en Madrid de El Periódico de Catalunya. La jefa de redacción es María Luisa Roselló, que era la directora del gratuito Metro. El director de Arte es Fernando Carballo, que ha trabajado para el estudio de Toni Cases en rediseños como el del diario Milenio en México, Il Corriere en Italia o en el lanzamiento de ADN en España.
Por áreas, el responsable de Política es Manolo Rico, que viene también de Tiempo donde era subdirector. En Mundo está Iñigo Sáenz de Ugarte, autor de www.guerraeterna.com, director de Informativostelecinco.com, enviado especial de Telecinco en varias guerras y ex corresponsal en Israel de la Cadena SER. En la sección de Dinero, las páginas sobre economía y consumo, la responsable es Amparo Estrada, que ha sido jefa en Cinco Días y en Expansión y es quien más sabe de impuestos en España después de Pedro Solbes, pues también ha trabajado en comunicación para la Agencia Tributaria. La redactora jefa de Ciencias es Patricia Fernández de Lis, que viene de El País, donde hacía la información sobre tecnología. En Culturas, el redactor jefe es José Manuel Costa, que fue el primer crítico musical de El País, director de Radio El País, subdirector de la mítica revista La Luna, corresponsal en Berlín y en Londres de ABC. En Deportes, el redactor jefe es José Miguélez, que fue jefe de sección de Deportes de El País, después redactor jefe de Marca y ahora estaba en la COPE como subdirector de Deportes, con Abellán. Los responsables de Internet son Nacho Rojo, que viene de 20minutos.es, y Darío Pescador, que junto con Rojo fue también uno de los fundadores de Baquia.com. En Fotografía el redactor jefe es Jon Barandica, uno de los mejores fotoperiodistas de Madrid que, hasta ahora, trabajaba en El Periódico. Y en Participación está Rafael Reig, el mejor escritor de su generación.
El delegado en Cataluña, el responsable de esa edición, es David Miró, que era columnista en El Periódico y trabajaba en Com Radio. El delegado en Andalucía es Antonio Avendaño que, antes de trabajar en la Junta, fue subdirector de El Correo de Andalucía y redactor jefe del diario Jaén, además de brillante columnista. La jefa de la información local de Madrid es Beatriz Lucas, que viene de ADN.
También tenemos a dos de los mejores cronistas políticos de Madrid: Fernando Garea, que viene de El Mundo, y Gonzalo López Alba, al que hemos fichado hace apenas unas horas desde ABC.
Al director creo que ya le conocéis de sobra y el director general es Juan Pedro Valentín, que era el director de informativos de Telecinco que se atrevió a hacer la cobertura del Prestige en la cadena de Berlusconi cuando Aznar gobernaba. Juan Pedro es un excelente periodista y es fantástico saber que, en el lado de la administración, hay alguien que entiende que un diario no es como una fábrica de salchichas.

Con semejante reparto, ¿cómo me voy a perder el debut de Público en los kioskos? Sobre todo teniendo en cuenta la publicidad gratuita que le está dando El País (que si ha notado que hay un espacio a su izquierda que puede ocupar otro diario, debería replantearse su línea editorial), o los patéticos ataques ad hominem que le lanzan desde la derecha sensacionalista.
Por mi parte, me da igual que el grupo Mediapro vaya a levantar el periódico a golpe de talonario, con tal de que los magníficos periodistas que han fichado se mantengan fieles a sus principios y nos obsequien con periodismo inteligente y con opiniones argumentadas. De momento, mañana me gastaré los 50 céntimos bien a gusto, y eso que hace años (¿desde el 12-M?) que no me compro un periódico entre semana.

21 septiembre 2007

Humor en diferido

Ya tengo un nuevo antihéroe al que venerar.Se trata de Junior Klamstein, el seguidista, desafecto y levemente oligofrénico hijo menor de la familia Klamstein, en la que el padre, Fredderick, habla como Rajoy, la madre, Amy, aún peor (ya que es una gorila que está aprendiendo a hablar), y la hermana mayor (que dobla en edad al padre) aún no ha abierto el pico. La hermana, por cierto, es la mismísima Angela Lansbury, con la misma cara perpleja con la que salía en Se ha escrito un crimen. Ah, y lo que lleva Junior en la cabeza es un dragón de Komodo, que le va a impedir llevar a Grace al baile de graduación, a menos que papá haga algo...
Semejante conjunto de absurdos sólo podía salir de la mente privilegiada de Carlos Areces, cuyas últimas idas de olla estrenó en TVE2 el miércoles pasado en Muchachada Nuí.
No he sido uno de esos fans-freaks de La Hora Chanante ni mucho menos. De hecho no conocí el programa hasta hace un año o así, cuando la insistencia de un par de compañeros de curro me hizo buscar en el Tubo algún vídeo del Gañán (rebautizado ahora como Marcial Ruiz Escribano, pa serviros) o algún Testimonio.
De entrada, la primera entrega de Muchachada Nuí me pareció un pelín floja: algún punto gracioso y una sonrisilla más o menos constante. Sin embargo, lo curioso del humor de Joaquín Reyes y su equipo es que es un humor en diferido: cuanto más tiempo pasa desde que viste el programa, más graciosos te parecen los gags que recuerdas. Es más, viendo los sketches por segunda vez son aún más divertidos, no sé si por que pillas algún detalle que se te había escapado, o por que no te cansas de oír varias veces la misma chorrada. Y, por supuesto, lo mejor es comentar y repetir hasta la saciedad las gracietas con los freakolegas.
¿Cómo? ¿Que aún no has visto los vídeos dos veces? Pues ¿a qué esperas?

18 septiembre 2007

De monarcas y fiscales

Hace mes y medio me perdí por culpa de las vacaciones y mi proverbial vaguería, la oportunidad de opinar aquí sobre la estúpida, desproporcionada y contraproducente decisión de la Fiscalía de secuestrar la edición de El Jueves por un dudoso delito de injurias a la Corona. Aunque ya voy tarde, quiero aprovechar ahora para no dejar pasar la nueva patochada de la Fiscalía. Si ya me costó encontrar indicios de delito en una caricatura en la que los príncipes salían follando, igualmente me cuesta entender por qué quemar una foto del Rey es una injuria contra éste.
Lo cierto es que la actuación de los superizquierdosos catalanes quemando la dichosa foto se puede tildar de pueril, absurda o insustancial, pero ¿injuriosa? No creo que su objetivo fuera tanto insultar como demostrar hartazgo o rechazo. ¿Es entonces injurioso pensar que la monarquía está de más en un país que se jacta de ser democrático? ¿Deberían juzgarnos a todos los que nos consideramos republicanos por posicionarnos? Pues si es así, vaya por delante mi injuria:

LA FAMILIA REAL SON UNA PANDA DE PARÁSITOS

De paso, que cuente como mi pequeña contribución al meme que ha lanzado Egócrata, que ha secundado Ricardo Royo-Villanova, y que ya se han lanzado a demonizar los Losantistas del Undécimo Día.

Volviendo a la Fiscalía, yo, como Javier Ortiz, no entiendo bien qué objeto han tenido estas dos actuaciones tan sonadas. ¿Habrá de verdad conspiración? Pues si es así, han entrado al trapo todos los medios e incluso todos los políticos. El más gracioso, está inspirado últimamente este hombre, ha sido Rajoy, que acusa directamente al Gobierno de haber radicalizado la política. Habló la vaca y dijo μ.

04 septiembre 2007

Una de coleccionables

Casualmente ayer me topé con un anuncio en la tele que me puso los pelos como escarpias. Para sobreponerme del susto, me he puesto manos a la obra con el Fotochop y, al menos, me he echado unas risas.

Ahora a ver si me lo publican en La Verdaz...

03 septiembre 2007

Latrocinio y estadística

No tenía intención de comenzar el nuevo curso blogueril con un post amargo e irritado, pero una vez más la realidad ha pasado por encima de mis planes. Así que ahí va:

I. Latrocinio
El sábado por la mañana, mientras preparaba el equipaje para asistir a una boda en Toledo, descubrí que algún facineroso había roto una ventanilla de mi coche y se había llevado la radio. Eso sí, muy escrupuloso: apenas había cristales en el asiento de la niña (todavía no me sale decir la mayor) y todo estaba leve pero ostentosamente revuelto, como para decirme "por muy bien que hayas escondido el frontal, al final lo he encontrado". En fin, muy pulcro todo, si bien ello no ha servido para haberme pasado todo el sábado de mal humor. Al contrario, me imagino, que los de mi seguro, que ya se estarán relamiendo pensando en la cuota que me van a colocar el año que viene (y es que éste hemos tenido una suerte particularmente funesta con el coche: atropellamos a un perro en medio de una autovía, se nos estampó un borracho contra el coche aparcado, ahora esto...)

II. Estadística
Así pues, procedí a poner una denuncia telefónica; pero mientras le dictaba los datos al operador, me daba cuenta de la escasa utilidad de la policía en estos casos. En el mejor de los casos, la denuncia sirve para que el seguro te pague algo, y, en el peor, para engrosar las estadísticas de delitos. Vamos, que le he dado un argumento más a algún político para que saque de paseo el fantasma de la inseguridad ciudadana y acuse a algún otro de falta de medios.
Mis sospechas se confirmaron cuando fui ayer a firmar la denuncia y el agente de turno me preguntó que si sabía el número de serie de la radio. Cuando le dije que no (dudo que haya mucha gente que apunte esas cosas, incluso yo mismo ya me he hecho falsos buenos propósitos), dejó caer que, aún en el supuesto caso de que recuperaran la radio, no me la iban a devolver. Obvio.

III. Epílogo
Ahora me dicen los del seguro que como la radio que me han robado no es la que venía de serie con el coche y no les he avisado de que la cambié en su momento, que el seguro no me cubre el robo. Cojonudo. Así da gusto suscribirse un seguro contra robo.
Busco socios para fundar una nueva compañía de seguros. El negocio es redondo: cobras una pasta a los clientes y luego te buscas cualquier puta triquiñuela para no pagarles cuando toque.