No se puede decir que no haya aprovechado este puente: tras el regreso de mi mujer de su Big Brother Experience, nos hemos marchado a conocer Zamora. Del viaje, señalaré dos cosas:
Pero, aparte de las excursiones, el viaje me ha servido para darle un último empujoncito a El Consejo de Hierro, de China Miéville. Yo, al contrario que RinzeWind, creo que este libro supera a los dos anteriores ambientados en Bas-Lag. Al menos, yo he disfrutado como un enano, ya que la novela tiene mucho más de aventura y acción (más incluso que La Cicatriz), que de las pajas mentales pseudocientíficas con que nos deleitó en La Estación de la Calle Perdido.
La novela vuelve (bien!) a ambientarse en la distópica y asfixiante ciudad-estado de Nueva Crobuzón. 30 años después de los sucesos narrados en La Estación de la Calle Perdido, la ciudad se ha convertido en un caos social, con numerosos grupos antisistema compitiendo entre sí por imponer una revolución obrera (el Colectivo) a los intereses corporativistas de la oligarquía que controla el Parlamento, el cual contraataca con la Milicia, que ha pasado de ser una suerte de policía secreta, a ser un cuerpo totalmente militarizado.
La primera parte del libro lleva trenzadas dos historias: la de Ori, un renegado que busca su lugar entre los grupos disidentes, desde las publicaciones sediciosas hasta las células terroristas; y la del grupo de Cutter y Judah Low, en su búsqueda a través de todo el continente de Rohagi, del mítico Consejo de Hierro.
La segunda parte, narrada en un confuso tiempo presente, narra la revuelta obrera que desencadenó años atrás la formación del Consejo, y la huida e independencia de la pseudo-ciudad anarquista conocida como el Tren Perpetuo (un concepto, a mi juicio, tan original como improbable).
La novela termina con una desenfrenada colisión entre las dos líneas: el Consejo de Hierro recorriendo en sentido inverso su trayecto, para acudir en ayuda del Colectivo de Nueva Crobuzón, y la súbita intervención de Low en su poético final.
En resumen, un libro estupendo, una nueva muestra de la retorcida y envolvente prosa de Miéville, y un ejercicio de imaginación desbordante. Muy recomendable, incluso para los que salieron apabullados de la lectura de La Estación de la Calle Perdido.
04 mayo 2006
Viva el Colectivo!
Perpetrado por ÓsQar a las 8:17 a. m.
Etiquetas: Excursiones por Bas-Lag, La biblioteca de Tesh
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7 comentarios:
De verdad que no fuisteis vosotros? nosenoseyo...está bien sus creeré.
Lo que no tiene desperdicio son los comentarios de la noticia je je je
Así que resulta que después de pedir para mi cumple La Estación de la Calle Perdido dices que está mucho mejor El consejo de Hierro... pues nada empezaré por La Cicatriz y santas pascuas ;p
La verdad es que todos son razonablemente independientes entre sí... La Cicatriz puede que sea la más independiente de todas, porque leer El Consejo de Hierro sin conocer previamente los entresijos de Nueva Crobuzón, igual se hace confuso.
Aaaaah, hereje. Habiéndome leído todos los libros de Miéville (próximamente en sus pantallas mis comentarios sobre "Looking for Jake", que me lo terminé antes de ayer) puedo decir que "The Scar" es el que maś me gustó con diferencia. De hecho, cuanto más tiempo pasa desde que me lo leí mejor impresión tengo de él.
Pero las opiniones son como los culos, ya sabes :D
No jodas... ¿te has leído también los artículos en el panfleto "Materialismo histórico"??? Eso si que suena duro de leer :-P
Bueno, quizá debiese haber dicho "sus novelas".
Coño, que hay que especificarlo todo :-p
Lentejas cumplió su promesa y me regaló La estación de la calle Perdido... me tiene pilladísima.
Solo llevo unas 70 páginas, pero me parece una delicia.
Gracias por la recomendación. ;D
Pues que lo disfrutes!!!
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