Se me hace raro pensar que han pasado ya casi seis años desde que, animado por los curiosos trailers que emitieron en TVE, me decidí a ver el primer episodio de aquel "Perdidos", la enésima promesa de ese mago de la televisión que es J. J. Abrams. Como a tantos otros, aquella historia que en principio parecía una típica aventura de náufragos y que, de pronto, se llenaba elementos totalmente desubicados, me enganchó por una semana más, luego otra, luego otra... y, antes de darme cuenta, ya estaba seducido por esa isla en la que nada encajaba, y por esa historia retorcida, plagada de "dedos de serpiente" (como los llama John Crowley) en los que nos cuentan la vida de tantos personajes que acaba apabullando.
Durante seis temporadas, Perdidos me tuvo pegado a la tele, viendo cada episodio sin perderme uno. Saltando de la silla en cada finale y mordiéndome las uñas durante el verano esperando la siguiente temporada. En la tercera, no pude esperar a que doblaran la serie y comencé a ver los capítulos en versión original, lo que creo que me convirtió definitivamente en un fanboy de Lost (ahora sí, Lost) en toda regla.
Y entonces, en la madrugada del 24 de mayo, simplemente terminó. Era un final esperadísimo; no recuerdo una expectación mayor a nivel mediático por conocer el final de una serie (ni siquiera con Battlestar Galactica, también secundada por un importante fenómeno fan). Internet ardía con el final, mientras radios, periódicos y cadenas de televisión anunciaban a bombo y platillo el acontecimiento. Perdón, El Acontecimiento.
Obviamente, para los guionistas iba a ser imposible cubrir las (altas) expectativas de tanta gente y ahora, mientras se desvanece la noticia en los medios, Internet sigue ardiendo con el debate: "¿Ha sido el final de Lost un fiasco?".
Como bien dice el título, para mí no lo ha sido, aunque puedo entender que para muchos sí. Están los que se quejan, no sé si con razón, de que han quedado muchos enigmas sin resolver; en mi opinión, no han sido tantos, y los que han quedado hasta me parece bien que hayan quedado oscuros. Están los que se quejan de que ha sido un final ñoño y es cierto, pero esto era un drama y, o acababa bien o acababa mal; yo me alegro de que haya terminado (en cierto modo), bien. Están también los que se quejan de que el final ha sido demasiado místico, pero el misticismo no ha faltado nunca en la serie, por lo que sacarlo a relucir ahora me parece fuera de lugar. Y luego están los que querían "otra cosa"; los que no se hubieran contentado con ningún final, porque ninguno habría colmado sus expectativas de lo que debería haber sido, por más que ellos mismos ni siquiera supieran exactamente qué coño esperaban. No sé, me imagino que son el mismo tipo de listillos que hubieran solucionado El Señor de los Anillos yendo desde el principio a destruir el anillo al Monte del Destino a lomos de un águila. ¿Y la epopeya?
Pues sí, yo considero a Lost como una epopeya, una Gran historia en la que los escritores nos han llevado a donde ellos querían (como todos, ¿o no?) a través de las complejas motivaciones de una miríada de personajes. El adónde nos han llevado, ya lo ha explicado magníficamente Pedro Jorge en este post, denso pero inapelable (y todo un spoiler en si mismo, ojo). El cómo nos han llevado hasta allí y qué nos ha quedado tras ese camino es lo que nos quedará de esta serie:
La narración
Puede que a muchos les haya parecido lenta o, en ocasiones, irrelevante; pero Lost está magistralmente narrada. Salvo en contadas ocasiones, cada episodio está dedicado a un personaje, del que nos van contando, a través un flashback intrigantemente paralelo a la historia en la isla, el trasfondo y las motivaciones de las decenas de personajes relevantes en la trama. En cierto momento (y con gran sorpresa), los flashbacks se convierten en flashforwards, y después en (aparentes) flashsideaways. Y todo consistente con la trama. Ya me gustaría que hubiera más narraciones no ya tan complejas, sino tan profundas en el desarrollo de personajes.
La Isla
Hay mucha gente que se queja de que no han explicado qué es realmente la isla. Pero, una vez visto el final, ni siquiera creo que sea importante saber por qué ocurrían las cosas que sucedían en ella. Tampoco es que fuera simplemente el escenario en el que se desarrolla la epopeya, pues La Isla es un personaje más: conocemos mucho de ella, pero no todo. lo cierto es que ningún otro personaje de la serie lo sabe, ¿cómo nos lo iban a explicar a los espectadores?
Sinceramente, prefiero quedarme con el misterio y los enigmas sin resolver que encontrarme con una mala explicación de última hora pensada para salir del paso. La Isla es la excusa para mostrarnos el viaje de los losties, que es de lo que trata la serie.
La Iniciativa Dharma
Ciertamente me uno al grupo de los que estamos (un poco) desencantados por la falta de protagonismo (por no decir ausencia total) de nuestra querida Iniciativa Dharma en la última temporada. Desde la segunda temporada hasta la quinta nos hemos deleitado en el impacto visual de esas instalaciones científico-vintage en mitad de la jungla; esas computadoras con CRTs, teclados aparatosos y luces de colorines; esos vídeos en sepia con el científico siniestro; esa comuna huxleysiana en la que todos visten con monos y se distinguen por su emblema. Coño, ¡pero si me compré una camiseta de la estación Cisne y se me ha quedado obsoleta!
De todos modos, mirando atrás, es cierto que la historia de los dharmitas queda perfectamente cerrad al final de la quinta temporada. No había necesidad de resucitarla, solo nostalgia.
Los personajes
Los que hemos llegado hasta aquí tenemos claro que la verdadera historia no era tanto qué les sucede a los losties en la isla, sino cómo llegan a ella y cómo se van, se quedan o mueren en el intento. Todos han evolucionado, terminan la serie crecidos tras una experiencia que les pasa por encima y les obliga a cambiar. Eso es lo que hemos visto durante seis años. Por eso la sexta temporada es como es: no valía con contarnos cómo terminaba el periplo en la Isla, tenían que contarnos cómo acaba todo para ellos, al final, mucho después de que todo aquello sea un recuerdo imborrable. Por eso es un final ñoño, por eso es un final feliz.
Lo que no nos han contado
Como ya he dicho, me parece que lo que los guionistas nos han dejado de contar es porque no era relevante, ni aportaba ni quitaba nada a la historia. Entiendo que haya gente (mucha) decepcionada, pero me parece injusto, como se lee en varios sitios, decir que "nos han engañado". No es así. O sí, nos han engañado, pero como varias otras veces a lo largo de la serie, para mantener el interés, no por reírse de nosotros. Recuerdo, por ejemplo, el primer episodio con un flashforward al final de la tercera temporada: todo el episodio tiene algo que no encaja, pues creemos que es otro flashback. Es un engaño, pero es la innovación de una nueva trama. Con el (para tantos decepcionante) flashsideaways sucede igual: nos hacen creer una cosa, y aunque nos dejan pistas para hacernos ver que no es eso, se nos hace difícil encontrar la respuesta hasta que es obvia. ¿Engaño? Pues encantado de que me engañen con tanto arte, ya quisieran otras series ser capaces de hacerse así con el público.
Así que, por fin, epopeya o no, engaño o no, esta serie ha pasado ya a la Historia de la televisión como una de las grandes (para mí, de las que he visto, como la que más). Y cuando pase el tiempo, sospecho que envejecerá bien y podremos revisitarla varias veces y cada una nos aportará algo nuevo. Por todo eso, no puedo sino estar agradecido a LOST.