12 octubre 2007

¿Orgulloso de ser español?

Por una vez voy a hacer un poco de caso al mesiánico líder del PP que ayer nos pidió a los españoles que mostráramos públicamente la bandera, en un discursito que recordaba a otras épocas, y con una escenografía que aparentemente colmaban las frustradas esperanzas de Mariano de convertirse en un estadista.
Pues bien, ahí va mi bandera:

Y ahora en serio... disto mucho de ser un patriota, ni en el sentido estricto dictado por la ideología aznarista, ni en el sentido más amplio al que se ha acogido la socialdemocracia en general. Con todo, sí encuentro motivos para sentirme orgulloso de ser español, por ejemplo:

  • Por ser un país pionero en el reconocimiento de derechos a minorías.
  • Por ser lo suficientemente tolerante como para haber echado abajo importantes tabús sociales, sexuales y religiosos.
  • Por formar parte de una entidad transnacional que potencia el desarrollo de los ciudadanos prescindiendo de fronteras.
  • Por participar activamente en acciones de las Naciones Unidas orientadas (al menos en teoría) a fomentar el respeto por los derechos humanos.
  • Por la increíble fortaleza que hemos demostrado los españoles soportando totalitarismos (antes fascista, ahora terrorista), gracias a nuestra capacidad de perdonar y nuestros deseos de paz.
Pero también hay motivos de sobra para aborrecer un poco este país o, al menos, por tener ganas de que cambie:
  • Por haber destruido buena parte de su patrimonio natural en aras de una economía insostenible basada en industria irrespetuosa con el medio ambiente, construcción y especulación desmedidas, y turismo descontrolado.
  • Por mantener privilegios anticonstitucionales para con una entidad religiosa, cada vez más cercana al integrismo, controlada por unos dirigentes ansiosos de hacer política, y dependiente en último término del Jefe de Estado de un país extranjero no democrático.
  • Por haber participado en la destrucción de un país de Oriente Medio, colaborando en que ahora las redes terroristas panislámicas hagan agonizar diariamente a su población; todo ello con la excusa de librarles de un dictador que amenazaba al mundo entero con unas armas que nunca existieron.
  • Por ceder la Jefatura del Estado a los miembros de una familia vetando la posibilidad de que los ciudadanos opinemos, dotándoles además de una protección legal privilegiada e injusta, y de un presupuesto desmesurado, opaco e inaccesible.
  • Por el incesante goteo de familias destrozadas por la violencia machista y por los accidentes de tráfico. Aún queda mucho por hacer educando ciudadanos.
Entonces, en conclusión, ¿estoy o no orgulloso de ser español? Pues básicamente, depende del pie con el que me levante; aunque he de reconocer que cuando viajo por Europa y hablo con extranjeros, me encanta hablar de España (tanto bien como mal). Tal vez sea un síntoma.

3 comentarios:

JB dijo...

Veo que, además de la afición por Miéville, compartimos el mismo tipo de patriotismo...

Suscribo todo lo dicho en esta entrada, excepto quizá la elección de la bandera, y solamente porque prefiero que la actual pase a significar lo que la tricolor, y no tener que recurrir a un pasado idealizado en parte.

Estupendo blog, enhorabuena

ÓsQar dijo...

Hummm, sí tal vez... aunque para eso habría que sustituir el escudo, cambiando la corona real por la mural o algo así.
Pero vamos, que en general soy de pocas banderas... esta me hace gracia a veces porque molesta en los momentos claves.

david dijo...

Pues yo como soy un ácrata perdiito, ni la una ni la otra ni ninguna salvo, quizá, la de Amsterdam que cuelga de mi pared, más bonita ella que to las cosas.

Yo no siento ningún orgullo por ser español como no lo siento por tener el pelo castaño o diez dedos sumando los de las dos manos (veinte contando pies). Yo me siento orgulloso de las cosas que hago o decido (ejem, de algunas), pero de lo circunstancial, lo casual o aquello que está más allá de lo que yo haga o deje de hacer simplemente no puedo.

Así que nada. De todas formas el día de la hispanidad (confuso nombre, de todas formas) hice homenaje a la patria participando en una procesión que bellamente cumplimentó uno de los rituales de esta nuestra monarquía democrática: Los atascazos del puente del pilar. Qué jartá de carretera y qué de kilómetros recorridos a 15 km/h.