08 marzo 2006

El olor del parmesano

Le he estado dando vueltas estos días a la frase que me soltó David el otro día (<<¡Lo que nos faltaba, otro rojo ateo intelectual escribiendo un blog!>>), y, junto a las "instrucciones" sobre cómo mejorar tu blog que pueden leerse por ahí, había medio decidido no centrar todo el contenido del blog en política. Porque al final, o bien se me llena esto de rojetes y nos regodeamos todos en la autocomplacencia (no penséis mal), o me viene un batallón de bloggers liberales y me banean el sitio por fuerza bruta. O, más probable aún, dejo de tener visitas porque la gente está hasta los cojones (como David) de tanta política y tanta historia.
Así pues, haciendo un esfuerzo para exprimir esas pequeñas gotas de creatividad artística que absurdamente creo que aún me quedan, se me ocurrió ayer escribir unas líneas sobre lo mucho que me gusta el olor del queso parmesano al rallarlo sobre un plato de pasta. Sí, perfecto: era lo suficientemente pretencioso como para empezar a darle un toque de hiperrealidad a este anodino blog. De ahí podría hilar una historia sobre lo importante que es el olfato y las ventajas que tiene sobre el resto de sentidos, y comentar que prefiero mil veces el olor de la Nocilla antes que su sabor. Genial.
Sin embargo, la mala constumbre de poner la radio por las mañanas ha dado al traste con todo esto, y una de las primeras noticias que he oído me ha empezado a dar vueltas en la cabeza y no me ha quedado más remedio que comentarla.
En 1999 yo había acabado la carrera y encontré trabajo rápidamente (qué tiempos aquéllos) en Metro de Madrid, que por aquel entonces estaba capitaneado (no recuerdo el cargo exactamente) por un tal Manuel Melis. Este hombre incluso se dejó caer alguna vez por la Unidad de Ingeniería, con gran regocijo de mis jefes, que le dedicaron una atención excesiva a uno de los extremos de su aparato digestivo. El caso es que el Sr. Melis ha reconocido ahora públicamente, que justo aquel año, cuando se inauguró la ampliación de la línea 9 (desde Moratalaz a Arganda), se hizo con muy graves deficiencias técnicas, las cuales pudieron incluso haber puesto en peligro la vida de los pasajeros.
Leyendo ya con más detenimiento la noticia, Melis señala como causa de estas deficiencias al procedimiento de contratación (concesión a precio cerrado), ya que obligó a la empresa adjudicataria de no modificar ni un ápice la fecha de entrega ni el presupuesto. Resultado: como suele ser habitual, los responsables de negociar los proyectos se columpiaron tanto en la una como en el otro, y tuvieron que acabar la obra deprisa y corriendo, y usando materiales baratos para ahorrar costes. Hasta aquí, no me extraña nada: tenemos multitud de ejemplos parecidos de incompetencia a la hora de planificar proyectos, y la mayoría de los trabajadores estamos aburridos de verlos diariamente.
Pero todavía queda lo mejor: Según Melis, él se dio cuenta de muchas de estas deficiencias y consiguió solucionarlas antes de la puesta en servicio, pagándolas de su bolsillo la Comunidad de Madrid (le concederemos el beneficio de la duda); aunque, finalmente, algunas de ellas se le escaparon y provocaron algunos accidentes que, afortunadamente, no causaron víctimas. Sin embargo, nada de esto salió a la luz entonces, y la línea de metro siguió en funcionamiento desde entonces. Y digo yo ¿por qué no se paralizó la puesta en marcha de la línea, hasta haberse verificado que todas y cada una de las deficiencias estaba corregida? ¿Por qué dice Melis que cuenta esto ahora para evitar que se vuelva a repetir esta situación, cuando no se preocupó lo suficiente entonces? ¿O sí se preocupó y alguien le tapó la boca? ¿Es realmente él el único responsable, como dice, o habría que culpar también al entonces Presidente Gallardón?
En cualquier caso, mucho me temo que en lugar de sacar una lección de todo esto, únicamente vamos a lograr que nuestros políticos municipales se lancen como fieras hambrientas sobre el cuello de Gallardón, aprovechando que Melis es ahora responsable de las obras de la M-30. Más gasolina sobre un incendio del que pende una Alcaldía (y, seguramente, también el Gobierno de una Comunidad Autónoma).

Por cierto, hace años que ya no trabajo en Metro, pero mis motivos para dejarlo fueron simples y prosaicos. Dejaré la historia para un día en que no se me ocurra qué escribir aquí.

Nota para mí mismo: este blog necesita imágenes pero ya

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Oscar, respecto a esto:mis jefes, que le dedicaron una atención excesiva a uno de los extremos de su aparato digestivo.

Jua,jua, ¿Eso significa que le pusieron de comer hasta hastiarlo o que le besaron el culo amablemente? Ji,ji, qué panzá a reir me he dao.
Sí please, cuéntanos por qué dejaste el metro, aunque con ese chanchulleo no me extraña.

Anónimo dijo...

Te preguntaré otra cosa:La Teoría de Distribuciones nos libera de la esquizofrenia de la Delta de Dirac

!Qué requetegonito ta quedao!, ¿Es de un libro de esos fantásticos y de ciencia ficción que te gustan o se refiere a la ingeniería de verdad? Es por curiosidad, como no lo entiendo...

ÓsQar dijo...

Bueno, jefes lamiendo culos los hay en todas partes, incluido mi curro actual. Como creo que es un caso normal, no me parece motivo como para abandonar un trabajo (dentro de unos límites, claro).
Como decía, dejé Metro por motivos mucho más sencillos, que se pueden resumir en un categórico "mi jefe me tenía hasta los huevos". Una pena, porque era un trabajo interesante y los compañeros, estupendos.

ÓsQar dijo...

Lo de "la teoría de distribuciones" lo saqué de una de las pajas mentales más grandes que he leído nunca. No es ninguna novela, según parece, debe ser real como la vida misma (o al menos, tan real como pueden serlo las matemáticas avanzadas: le preguntaremos a David).
La frase en cuestión la leí en un foro de "Algorítmica" que tenemos en mi curro, y la escribió un matemático que no sé si se dedicará a alguna otra cosa que a leer libros crípticos. Mi hizo tanta gracia y me pareció tan freak, que desde entonces la enarbolo como un mantra a no olvidar.
Por supuesto, no tengo ni idea de lo que significa realmente.

Pipilota dijo...

La linea 9, la linea 9... menos mal que no usé esa posible linea mortal en ese tiempo. Pero claro esto deja abierta la puerta a la desconfianza.

Me parece recordar que hace unos años, no muchos, hubo un problema en esa linea, el tren no paró en nosecuantas estaciones por un problema con los frenos, me parece.
Pero las estaciones eran en la otra punta de la linea, osea desde Plaza Castilla a Herrera Oria.
Afortunadamente no hubo heridos, solo gente histérica. o_o

david dijo...

Estoy de acuerdo con el elogio al olfato: Yo prefiero el olor del barniz a su sabor.

Y lo del rojo intelectual hablando de política era esa cosa ¿cómo la llaman? Ah, sí, ironía; no se me da nada bien :P

No puedes ser un rojo intelectual más, porque eso significaría que habría muchos, y ójala hubiese más rojos intelectuales como usted.

Respecto a por qué no se retrasó la fecha del fin de obra del metro, bueno, yo no lo sé, pero si hay que aventurar una hipótesis yo diría que fue porque no se pueden retrasar unas elecciones.

Y lo de la teoría de las distribuciones y la delta de Dirac, bueno, la tal delta es una curva que a muchos matemáticos les parece aberrante, todo cero y zas, uno en un punto, ni derivable ni nada. Pero desde que Lebesgue y sus amiguitos conjuraron funciones mucho más horribles y nos enseñaron que no mordían y que tenían su punto simpático yo pensaba que eso ya lo teníamos superado.

Tal vez se refiera a que acumulando distribuciones o retorciéndolas podemos acercarnos lo que queramos a una delta de Dirac, no sé.

ÓsQar dijo...

Si quieres me puedo molestar en buscar el post sobre la teoría de distribuciones. La verdad es que mentí un poquito: sí sé lo que es la delta de Dirac, una herramienta imprescindible en el análisis de señales digitales. Lo que no llegué a entender es por qué la teoría de distribuciones hace innecesaria a la delta. Y la verdad es que creo que tampoco me interesa demasiado.

david dijo...

Pero entenderás que un friqui como yo ese tema le pueda interesar, y buscaras el link y me lo harás saber, ¿verdad?, ¿verdad?, ¿verdad?, ¿verdad?